Origen de la Trufa Fresca
La trufa fresca es un hongo subterráneo que crece en ambientes boscosos de climas templados. Su origen es incierto, aunque se sabe que ya se consumía en la antigua Roma y Grecia, donde se le atribuían propiedades afrodisíacas.
Características de la Trufa Fresca
La trufa fresca es una joya gastronómica por su peculiar sabor y aroma. Es de forma irregular, con superficie rugosa y color oscuro que puede variar según la especie. Tiene una textura firme y carnosa. Su peso puede oscilar entre unos pocos gramos y medio kilogramo.
Tipos de Trufas Frescas
Existen diversas especies de trufas frescas, entre las más conocidas están:
- Tuber melanosporum o trufa negra
- Tuber magnatum o trufa blanca
- Tuber aestivum o trufa de verano
Compra y Conservación de la Trufa Fresca
Comprar trufa fresca es una inversión, pues su precio puede ser elevado. Se recomienda adquirirla en establecimientos especializados para garantizar la calidad. Su conservación debe ser rápida y cuidadosa, pues se trata de un producto perecedero. Se recomienda guardarla en un recipiente hermético y en la parte menos fría del frigorífico, envuelta en papel absorbente.
Usos en la Cocina
La trufa fresca es un ingrediente muy apreciado en la alta cocina, pues con una pequeña cantidad se puede dar un sabor único a cualquier plato. Se puede rallar o laminar finamente y añadir a carnes, pescados, arroces, purés, salsas, huevos, quesos, entre otros. Su uso en crudo es muy común, aunque también puede cocinarse a baja temperatura.
Algunas Recomendaciones
- La trufa fresca debe ser consumida en pocos días después de su compra, ya que pierde aroma y sabor con rapidez.
- Es recomendable limpiarla con un cepillo suave antes de usarla, para retirar cualquier resto de tierra.
- Es preferible utilizarla en platos sencillos para que su sabor no pierda protagonismo.
- Se suele maridar con vinos potentes y especiados, como el Cabernet Sauvignon o el Tempranillo.