La primavera está a punto de llegar, y con ella, la tradición consagrada de decorar huevos. Tanto si participas en la caza de huevos de Pascua como si simplemente disfrutas tiñendo una docena con tu familia y amigos, es fácil reconocer que el huevo es un símbolo eterno de renacimiento. Lo que quizá no sepas, y que encontrarás este mes de marzo en el Museo de Arte Rahr-West, situado en Manitowoc, Wisconsin, Estados Unidos, es que la decoración de huevos es una compleja forma de arte que se extiende por todas las culturas del mundo desde el principio de la historia.
La acción de decorar huevos es una expresión de arte bastante popular debido a la atractiva forma ovalada y lisa del huevo. Cualquier huevo de ave puede someterse a este proceso, pero cuanto más grande y resistente sea la cáscara del huevo, más favorecido será por los artistas.
Los huevos de ganso, pato y gallina se suelen “soplar”, es decir, se hace un agujero en cada extremo y se sopla el contenido. A continuación, el huevo se talla, se tiñe, se pinta, se aplica o se enrolla en una cuerda o hilo. Los huevos de gallina que son marrones se pueden rayar y los huevos blancos se pueden teñir y luego rayar.
Algunos huevos, como los de emú o los de avestruz, son tan grandes y fuertes que las cáscaras pueden tallarse sin romperse. El arte en los huevos de emú aprovecha el contraste de colores entre el verde oscuro moteado del exterior de la cáscara y el fondo de la misma. Se tienen registros que las cáscaras de huevo más antiguas, decoradas con dibujos grabados están en Sudáfrica desde hace 60.000 años.
Significado simbólico de la decoración de huevos
Desde la antigüedad hasta nuestros días, los huevos han sido un símbolo importante en muchas culturas. En algunos países, el huevo es un símbolo de la vida eterna y de la celebración de la primavera.
Durante miles de años, los habitantes de las antiguas culturas de Europa y Oriente Medio decoraban los huevos en la época del equinoccio de primavera.
Una de las formas de arte de los huevos procede de Ucrania, donde hace más de 10 siglos la decoración de los huevos la realizaban principalmente las mujeres, utilizando un estilete, que es una herramienta con un extremo redondeado que se utiliza para gotear cera de abeja sobre el huevo y un pequeño estilete en forma de embudo, o “kistka”, que se utiliza para hacer las líneas denominadas “pysanky”.
En Ucrania occidental se creía que el destino del mundo dependía de los pysanky. Mientras este arte del huevo continuara, el mundo existiría. La palabra “pysanky” deriva del verbo “escribir” y la práctica de decorar huevos se remonta a la época precristiana. Cuando el pueblo ucraniano adoptó el cristianismo, los símbolos paganos fueron sustituidos por motivos religiosos. Se convirtió en una costumbre que amigos y familiares intercambiaran pysanky bendecidos en la mañana de Pascua para conmemorar las enseñanzas de amor y paz de Cristo.
Los diseños más populares del pysanky son geométricos; el triángulo simboliza la Santísima Trinidad, la espiral se dice que protege de los malos espíritus en una casa; los diamantes se utilizan para simbolizar el conocimiento. Hoy en día, esta antigua forma de arte se sigue practicando con métodos modernos y tradicionales. De todos los huevos de Pascua de Europa del Este, los ucranianos son los más conocidos. Los pysanky han alcanzado la categoría de arte y son muy coleccionables.
Mucha gente piensa inmediatamente en Peter Carl Fabergé cuando se mencionan los huevos decorados, pero muchos no se dan cuenta de que Fabergé no utilizaba cáscaras de huevo reales. Sus habilidades eran las de un artista, un joyero/esmaltador y sus materiales eran metales y piedras preciosas, realzadas por un hermoso e intrincado esmaltado. Fabergé, que trabajó en Rusia entre 1885 y 1916, es conocido sobre todo por sus diseños de huevos de Pascua, que fueron encargados por los zares Alejandro III y su hijo Nicolás II como regalos para sus esposas. Cada huevo presentaba una maravillosa sorpresa para deleitar al destinatario y cada huevo superaba el diseño anterior.
No hace falta ser Fabergé para hacer una obra maestra. La decoración de huevos más popular consiste en colorear el huevo y este ejercicio siigue desarrollando nuevas formas y a menudo se recuperan técnicas antiguas, de modo que hay una gran variedad de técnicas que probar.
Colorantes para decorar huevos
Muchos de los tintes utilizados para las telas se utilizaban también para colorear los huevos. Los tintes con ingredientes naturales como la piel de la cebolla o la cúrcuma dan un tinte marrón o amarillo dorado y las cebollas rojas, la col morada y la remolacha dan un color rojo. Los arándanos congelados dan un ligero color azul jaspeado, el zumo de arándanos un ligero color rosa, mientras que el vino tinto o el zumo de uva producen un color púrpura y el café fuerte un color marrón y los líquenes, la hierba y diversas verduras como las espinacas e incluso los pétalos de flores se han utilizado para teñir huevos. Sin embargo, los kits de teñido de huevos que se comercializan hoy en día no han cambiado mucho desde que el propietario de una farmacia de Nueva Jersey inventó las pastillas de colorante Paas, que se podían mezclar con agua y vinagre, a finales del siglo XIX.
Una técnica que está de moda ahora y que he probado recientemente son los “huevos de seda”. Se hierve un huevo envuelto en seda en una solución de agua y vinagre para transferir el dibujo de la seda al huevo. Las corbatas viejas son una fuente práctica de restos de seda.
“Por amor a los huevos”, es una exposición comisariada por los Amigos del Museo de Arte Rahr-West, que ha iniciado su exhibición desde el 7 de marzo hasta el 4 de abril en la Galería John West. Apreciar esas obras de arte es todo un disfrute de la decoración de huevos esta primavera.